Colchones de látex
COLCHONES DE LÁTEX
El látex es otro tipo de colchón que está fabricado también con un material muy elástico. Al descansar en un colchón de látex, sentirás un gran confort porque este material se adapta al contorno de tu cuerpo por completo, de manera similar a lo que ocurre con la viscoelástica.
El látex es un polímero orgánico que se extrae de la sabia del árbol de caucho y, tras someterlo a un proceso químico, da como resultado la espuma de látex. Pero un colchón de látex también puede estar compuesto de material sintético. El látex sintético se extrae del petróleo, aunque está tratado para que no resulte perjudicial para la salud.
Si te decantas por comprar un colchón de látex asegúrate que la altura mínima del núcleo sea de 15 cm y 18 cm la altura total del colchón.
La duración de un colchón de látex suele estar por encima de los 10 años de vida útil, pero esto dependerá de la circulación del aire en el ambiente en el que se ubique. Al estar fabricado con materiales naturales, este tipo de colchón requiere de abundante ventilación para evitar la acumulación de humedad y, como consecuencia, de moho. Por eso, en ambientes o climas húmedos, el colchón realizado en látex durará menos tiempo. Para esos casos, una alternativa es el colchón de muelles ensacados.
En las condiciones ideales, los colchones de látex de la mejor calidad pueden triplicar la duración de los de sus pares de viscoelástica. A la hora calcular cuánto te va a durar, también es importante tener en cuenta el material de la base, el cual puede influir negativamente en este aspecto. Por la necesidad de ventilación propia del látex, no se recomiendan bases tapizadas ni canapés.
Otro punto fundamental para saber la duración, es el cuidado y mantenimiento que hacemos con nuestros colchones de látex. Para ello, es fundamental darles la vuelta y girarlos de manera regular, para evitar el hundimiento en zonas localizadas. Esta tarea también favorece la ventilación que el material necesita.
La mayor ventaja que posee un colchón de látex es su gran durabilidad. Estudios han demostrado que, tras 10 años de uso, el colchón tan solo ha perdido un mínimo porcentaje de sus prestaciones iniciales.
Pero, el colchón de látex posee un gran inconveniente. El látex es un material poco transpirable y requiere mucha ventilación. Esto provoca que, si no existen las condiciones adecuadas, se acumule humedad en el colchón y aparezca moho. El colchón de látex no está recomendado si vives en una casa con poca ventilación o en zonas de clima frío y húmedo.
Tampoco podrás poner este equipo de descanso sobre cualquier base. Por esta razón que acabo de comentar, la base de tu colchón debe ofrecer la máxima ventilación. Así que las bases tapizadas y los canapés no son nada aconsejables para los colchones de látex.
Por otro lado, cabe destacar que este material es hipoalergénico. En él, los ácaros no consiguen proliferar.
Existen dos tipos de látex en cuanto a su proceso de fabricación: látex Dunlop y látex Talalay... Hay que tener en cuenta que estos procesos se usan tanto para fabricar látex 100% natural, latex natural, látex sintético, o mezcla de ambos.
El proceso de látex Talalay implica pasos de vacío y congelación que el proceso Dunlop omite.
El Dunlop es más rápido y menos costoso que el proceso Talalay.
El látex Dunlop tiene una estructura celular ‘más gruesa’ que la espuma de látex Talalay, por tanto es más denso. Además es un proceso que tiene un coste menor, por lo que se obtiene los beneficios del látex: comodidad, durabilidad y salud, a un precio menor.
Por su parte, el Talalay da como resultado un látex de mayor calidad, de textura más suave y uniforme. Es un poco más fuerte y menos propenso al desgarro. Además, es más ligero y transpirable.